DISEÑA TU DIETA: LA DIETA
1. INTRODUCCIÓN
3. LAS CALORÍAS
4. CÁLCULO DE CALORÍAS
8. PROTEÍNAS
9. GRASAS
10. MICRONUTRIENTES
11. LA DIETA
Han sido diez los artículos, que han marcado el largo recorrido que
debemos conocer y entender, antes de embarcarnos en la tarea de diseñar nuestro
propio plan de nutrición. Hemos visto que es el metabolismo, que son las
calorías y como calcularlas, hemos diferenciado los macronutrientes entre
hidratos de carbono, grasas y proteínas, y conocemos la importancia de los
micronutrientes. Llegados a este punto has conseguido lo más difícil, que es
entender por qué la dieta debe estructurarse de una forma determinada. Si has
llegado hasta aquí sin haber leído todo, te aviso que son artículos de lectura
imprescindible.
Si queremos aprender a diseñar y planificar nuestra dieta, no nos basta
con copiar los ejemplos que nos encontramos en las revistas, o en internet,
incluidos los que encuentres en este sitio web. Si no tienes una dieta
personalizada para tus objetivos y características individuales tus resultados
siempre serán mediocres.
A continuación veremos los puntos clave para diseñar tu plan dietético,
según el sistema más universal, y que se viene utilizando desde hace más de 50
años por los deportistas que han precisado aumentar su masa magra y disminuir
su grasa (como los practicantes de culturismo, fitness y musculación en
general). Lógicamente, con el tiempo ha ido evolucionando, y como en casi todo,
no existe una verdad absoluta, y hay otros sistemas que pueden dar resultado,
pero considero que este método es el más comprobado a lo largo de muchos años y
en muchísimas personas, y con excelentes resultados. Y lo mejor, es que respeta
un aporte adecuado de los distintos tipos de nutrientes, y proporciona una
dieta equilibrada y saludable. Por todo esto, jamás recomendaría emplear otras
dietas (dieta ketogénica o de Atkins, paleolítica, disociada, del índice
glucémico, etc...) sin haber comprobado, durante al menos un año, que este
sistema no nos da los resultados que esperamos.
Vamos ya a entrar en materia, enumerando los que yo considero, son los DIEZ
puntos elementales del plan nutricional:
1.- DISTRIBUIR LAS CALORIAS A LO
LARGO DEL DÍA
2.- CONTROLAR LA INGESTA DE
HIDRATOS DE CARBONO
3.- INCLUIR SUFICIENTE PROTEÍNA
EN TODAS LAS COMIDAS
4.- REGULAR LA INGESTA DE GRASAS
5.- REDUCIR EL CONSUMO DE SAL
6.- NO OLVIDAR LOS
MICRONUTRIENTES
7.- ESTAR SUFICIENTEMENTE
HIDRATADO
8.- DISMINUIR EL CONSUMO DE
ALCOHOL
9.- REALIZAR ACTIVIDAD FÍSICA
10.- CONVERTIRLO EN TU ESTILO DE
VIDA
Si eres capaz de entender y aplicar estos parámetros, conseguirás tu
objetivo. Seguimos con la descripción en profundidad...
1.- DISTRIBUIR LAS CALORIAS A LO
LARGO DEL DÍA
Ya lo hablábamos en el post dedicado al METABOLISMO: todos los
nutrientes no nos aportan las mismas calorías, y ahora sabemos diferenciar
entre carbohidratos, proteínas y grasas, y sus distintos tipos, y conocemos que
alimentos los contienen, y en qué cantidad. Todas las fórmulas que hemos visto
en CÁLCULO DE CALORÍAS nos sirven para acercarnos al total de calorías que
debemos consumir POR DÍA, pero, y esto es MUY IMPORTANTE, debemos distribuir
ese total de calorías en varias comidas, cuantas más mejor, reduciendo el
tiempo transcurrido entre comidas.
Nuestro
cuerpo necesita energía para digerir la comida, ya que la digestión necesita
que varios órganos funcionen para llevar a cabo la ingesta y procesamiento de
todo lo que comemos. Dividir los alimentos a lo largo del día en varias
ingestas, comiendo a menudo, aproximadamente cada tres horas (para que haya
suficiente separación entre digestiones y no se solapen una con otra)
incrementa la energía que consumimos, y acelera nuestro metabolismo. Gracias al
abastecimiento constante de nutrientes, de forma que cuando finalizamos una
digestión comienza la siguiente, nuestro cuerpo no tiene necesidad de guardar
reservas, y en pocos meses se adaptará a la nueva situación. Espaciando el
tiempo entre comidas mandamos el mensaje contrario a nuestro organismo,
favoreciendo la acumulación de grasas.
A muchas personas les cuesta asumir esta estructuración de comidas,
porqué asocian cada comida a un momento social y horario determinado, como por
ejemplo el desayuno a las 8 de la mañana o la merienda a las 5 de la tarde. En
España es costumbre cenar muy tarde, a las diez de la noche, en otros países es
común cenar a las 7 u 8 de la tarde, y no comer nada más en el resto del día.
En realidad es muy simple... OLVIDA LOS HORARIOS. Debes comer cada tres horas
mientras estés despierto, siguiendo las pautas que vas a ir viendo en los
siguientes puntos. Eso quiere decir que si te levantas a las 2 de la tarde, lo
primero que haces es desayunar, y sigues comiendo cada 3 horas hasta que llegué
el momento de dormir. Habrá días que te levantes muy tarde y te acuestes muy
temprano, y sólo te dé tiempo a comer tres veces, y otros que te levantes muy
temprano y te acuestes muy tarde, pudiendo realizar 9 o 10 comidas.
Esto no quiere decir que tengas que renunciar a comer con tu familia o
amigos, podemos reducir o aumentar en media hora ese intervalo, comiendo cada
dos horas y media, o tres horas y media, pero si es cierto que si no eres capaz
de organizarte las comidas de esta forma, porque quieres seguir ligado a los
horarios tradicionales de tu zona geográfica, o no quieres renunciar a tus
ideas, religión o costumbres, lo siento, pero NO TE MOLESTES EN SEGUIR LEYENDO,
pues las células y procesos fisiológicos no entienden de esto, y es la base del
método que te propongo.
Como norma general, estamos hablando de cinco o seis comidas al día, que
en realidad no es nada descabellado, y que en muchos lugares es bastante común:
NADA MÁS LEVANTARSE: Desayuno.
A MEDIA MAÑANA: Almuerzo (en
algunos lugares también llamado media-mañana, desayuno).
A MEDIO DÍA: Comida (conocido
también como almuerzo o mediodía).
A MEDIA TARDE: Merienda (o media-tarde).
POR LA NOCHE: Cena (en los
lugares donde no existe la merienda, la cena suele ocupar su lugar horario).
Los países de influencia u origen anglosajón, llaman breakfast al
desayuno, lunch a la comida y supper o dinner a la cena, siendo esta última la comida
más copiosa del día. Las ingestas en la merienda o media-mañana las conocen
como snack (comida entre horas) y en la mayoría de los casos, o no se hace, o son comidas incompletas en forma de aperitivo rápido. En estas zonas les cuesta mucho más asumir el
concepto de comer cada tres horas, y estructurar adecuadamente los nutrientes,
ya que sus costumbres se alejan del concepto “fitness - wellness”, cosa que no
ocurre, por ejemplo, en los países del entorno mediterráneo, en muchos países
asiáticos o de América del Sur.
2.- CONTROLAR LA INGESTA DE
HIDRATOS DE CARBONO
Ya hemos visto, que a pesar de que el balance calórico total es
importante, no es lo mismo comer 100 calorías de grasa, o 100 calorías de
proteína, y el organismo no las va a utilizar de la misma forma. Dentro de los
macronutrientes, los más difíciles de aprender a controlar son los hidratos de
carbono. Aquí es donde está la auténtica diferencia en el éxito de aumentar
nuestra masa magra y reducir la grasa.
En la parte dedicada a los HIDRATOS DE CARBONO ya hemos anticipado todo
lo que ahora vamos a reiterar: Hay dos tipos de hidratos de carbono, los
complejos (polisacáridos) de absorción lenta y energía sostenida, y los simples
(monosacáridos y disacáridos) de absorción rápida y energía repentina. Los
complejos deben formar parte de todas las comidas, siendo las dos o tres
primeras comidas las que contengan mayor cantidad, y las últimas una presencia
reducida, e incluso casi nula en el caso de la cena.
El motivo es que nos proporcionan energía sostenida y con niveles
estables mientras estamos despiertos, que es cuando más la necesitamos,
reduciéndola paulatinamente cuando vamos a dormir, pues un pico de energía que
nuestro organismo no requiera podría acumularse en forma de grasa. Esto se
traduce en que las primeras comidas deben ser ricas en pastas, arroces, patatas
y las últimas deben cambiarse por verduras
y alimentos con pocos carbohidratos
Sin embargo, los carbohidratos simples proporcionan picos de energía
altos, que de no ser requeridos por el organismo, bien sea por una actividad
física presente, o un momento previo o posterior a esta, o cuando nos acabamos
de levantar después de un sueño reparador, y necesitamos recuperar nuestros
depósitos de glucógeno, no debemos ingerirlos. Esto significa que los lácteos,
frutas, ciertos vegetales, y cualquier dulce cuyo sabor no provenga de
edulcorantes no se podrá incluir fuera de estos momentos.
Existe un antiguo refrán que dice: “desayuna como un rey, come como un
príncipe, y cena como un mendigo”, refiriéndose a la cantidad de comida que hay
que ingerir en cada momento del día para mantenernos sanos. Es un dicho muy
acertado, y que se aplica especialmente a los hidratos de carbono.
3.- INCLUIR SUFICIENTE PROTEÍNA
EN TODAS LAS COMIDAS
Otro de los grandes errores de los principiantes, es no incluir
suficiente proteína en la alimentación. En función de nuestra edad, sexo, peso
y factor de actividad (como vimos en PROTEÍNAS) debemos incluir aprox. entre 20
y 40 gramos de proteína por comida. Mucha gente asocia el consumo de proteína
al desarrollo muscular masivo, o incluso a enfermedades, y nada más lejos de la
realidad. La proteína debe estar presente en todas y cada una de las comidas,
sin excepción, ya que son los materiales o “ladrillos” que conforman nuestro
organismo, y son necesarias para mantener y aumentar nuestra masa magra, y así
aumentar el gasto calórico de nuestro organismo (a mayor masa magra, más
calorías necesitamos para mantenernos vivos, podremos comer más, y seguir
manteniendo la grasa a raya).
Igual de erróneo es pensar que adelgazaremos comiendo sólo proteína
(adelgazaremos por la falta de calorías, pero no es nada saludable, y no
podemos prescindir de ningún macronutriente) o que ganaremos más musculo
comiendo más proteína (el volumen muscular se obtiene con un gran aporte
energético, que sólo los hidratos de carbono y las grasas nos podrán
proporcionar).
En líneas generales, una mujer de complexión media debería consumir de
15 a 20 gramos de proteína total en cada comida, un hombre 10 gramos más (25 a
30), y usuarios más experimentados, o con cierta envergadura o peso hasta 40
gramos por comida. Así pues, mientras la cantidad de carbohidratos se va
reduciendo conforme pasan las horas en cada comida, la de proteína se
mantendría estable.
4.- REGULAR LA INGESTA DE GRASAS
Doy por supuesto que ya has leído la parte que se refiere a las GRASAS
en los alimentos, y que ya conoces la diferencia entre las grasas saturadas y
todas las demás. Ya debes saber que debes evitar las grasas saturadas, y todos
los alimentos que las contengan, y que las grasas monoinsaturadas y
poliinsaturadas, no sólo son imprescindibles para la correcto funcionamiento
del organismo, sino que incluso te ayudan a perder tu propia grasa acumulada, y
son una inmejorable fuente de energía. Por tanto todas las comidas pueden y
deben incluir alimentos o aliños como pescado azul, almendras, nueces,
avellanas, ciertos vegetales y aceites crudos de oliva, lino, girasol y otras
semillas.
Como los lípidos tienen más calorías que el resto de macronutrientes, y
además los alimentos que contienen este tipo de grasas, también presentan
cantidades de grasa saturada, las porciones de estos alimentos deben ser
relativamente pequeñas, de forma que el total de calorías aportadas por la
grasa representé un 10% del total en cada comida. La grasa por tanto, al igual
que la proteína, debe estar presente en todas las comidas, aunque en su justa
medida y esquivando las saturadas.
Desgraciadamente, muchos de los dulces, golosinas, snacks y postres
elaborados o tradicionales, son muy ricos en grasa saturada, además de azúcares
o hidratos de carbono simples, por lo que tendremos que buscar alternativas, o
buscar productos dietéticos de confianza, que minimicen estos ingredientes.
5.- REDUCIR EL CONSUMO DE SAL
La sal es un micronutriente, un mineral: el sodio. Por tanto no engorda
ni aporta calorías a la dieta, pero sí provoca un incremento de peso corporal
que deriva del desequilibrio de minerales en nuestros fluidos corporales, por
un exceso de sodio, es decir, una retención de líquidos. Un cuerpo con
retención de líquidos mantenida en el tiempo tiene mayor tendencia a retener a
engordar y aumentar la masa grasa por fenómenos indirectos derivados del consumo
de sal. Procesos tan simples e importantes como la sensación de saciedad que
debe transmitir el cerebro cuando hemos comido suficiente, no se producen
adecuadamente en estos casos.
Por otro lado, se desaconseja agregar sal a las comidas simplemente
porque el exceso de sodio se vincula a afecciones cardiovasculares y si bien el
sodio es necesario en el cuerpo para alcanzar un equilibrio de líquidos,
transmitir el impulso nervioso y contraer músculos, se encuentra presente de
forma natural en casi todos los alimentos que consumimos.
Yo recomiendo eliminarla paulatinamente, hasta que dejemos de usarla por
completo. Una vez acostumbremos a nuestro paladar, descubriremos que los
alimentos tienen más sabor del que pensábamos. Además hay alternativas para
poder condimentar los alimentos, como sales para hipertensos (cuyo ingrediente
es el potasio en lugar del sodio), y especias muy sabrosas como ajo en polvo,
pimienta negra y blanca, cebolla, perejil, orégano, etc...
Donde sí es interesante consumir un extra de sodio es tras una intensa
actividad física, pues perdemos fluidos y minerales mediante el sudor. Para
esto existen las bebidas isotónicas (tipo “Gatorade” o “Aquarius”) que nos
ayudan a recuperar los líquidos y los minerales perdidos con el ejercicio.
6.- NO OLVIDAR LOS MICRONUTRIENTES
Sustancias que el organismo necesita en pequeñas dosis, al contrario de
las grandes necesidades de proteínas, grasas y carbohidratos, son
indispensables para los procesos del cuerpo. Engloban las vitaminas, minerales y otras sustancias,
como los polifenoles (isoflavonas, taninos...) y carotenoides (betacarotenos,
licopenos...) compuestos aún poco conocidos, y actualmente objeto de muchos
estudios, que sin embargo juegan un papel crucial en la lucha contra la
oxidación, el envejecimiento y muchas enfermedades.
Este es el motivo por el que nuestras comidas no pueden basarse sólo en
proteína y carbohidratos, o en arroz y pollo (como creen muchos aficionados a
las dietas y a los gimnasios). La existencia de estas sustancias, y su gran
desconocimiento en muchos casos, es el principal motivo por el que debemos
incluir suficiente fruta y verdura cada día, ya que ningún sustituto de comida,
o suplemento vitamínico-mineral, nos garantiza que estamos consumiendo todos
los micronutrientes que necesitamos, pues muchos de ellos puede que ni siquiera
se conozcan aún, y sólo están presentes en los alimentos naturales,
principalmente vegetales.
Debemos comer suficientes raciones de fruta y verdura a lo largo del
día. La verdura y vegetales que no contienen carbohidratos de tipo simple,
pueden ser incluidos en todas las comidas (incluso en las últimas en el caso de
verduras y ensaladas, ya que contienen mucha agua, tienen efecto saciante, y
realmente no tienen una gran cantidad de carbohidratos) pero las frutas, por su
contenido en fructosa (un carbohidrato simple) es necesario reservarlas para
los momentos del día que mencionábamos más arriba: recién levantados, antes,
durante o después de la actividad física.
7.- ESTAR SUFICIENTEMENTE
HIDRATADO
La cantidad y calidad de agua que bebemos garantiza la homeostasis o
equilibrio dinámico de todas las funciones vitales. Forma parte de la
constitución de los seres vivos, en una proporción mucho mayor que los demás
elementos químicos que lo constituyen.
El agua forma parte de todos los fluidos del organismo, y ayuda al
cuerpo a eliminar toxinas, a deshacerse de la grasa metabolizada en el proceso
de descenso de peso, y por tanto a mantener el peso ideal y el buen estado del
cuerpo, la piel y el pelo.
Estudios recientes demuestran que al ingerir menos agua, los depósitos
de grasa aumentan. ¿Por qué? Una de las funciones principales del hígado es
metabolizar la grasa y convertirla en energía que el cuerpo puede utilizar
fácilmente. Cuando los riñones no trabajan con eficiencia, parte de su tarea
pasa al hígado, y como resultado el hígado metaboliza menos grasa.
Al beber suficiente agua no se retienen líquidos. Cuando el organismo
recibe poco agua lo interpreta como amenaza contra su supervivencia y trata de
retener hasta la última gota de agua. La retención de líquidos también se puede
producir por exceso de sal en la dieta, al beber más agua el exceso de sal se
elimina.
Hay que beber agua todos los días, en ayunas, entre horas y antes de
acostarse ayuda a la función de los riñones y los intestinos y facilita la
eliminación de toxinas, siendo necesaria para que estas funciones se
desarrollen normalmente. Bebe siempre que tengas sed, y también si no la
tienes, si han pasado más de dos horas desde la última vez que lo hiciste. Durante
la comida es preferible beber poca agua, porque el exceso diluye demasiado los
jugos gástricos ralentizando la digestión.
Siempre que tengamos sed hay que beber agua, y no otras bebidas. Debemos
dejar esas otras bebidas para después de haber saciado nuestra sed, para así
además evitar cometer excesos.
La necesidad del organismo oscila entre litro y medio a tres litros
diarios, según las estaciones y condiciones individuales, debiendo beberse
varias veces y en pequeñas cantidades, y debiendo llegar hasta seis litros
diarios en deportistas de alta intensidad, o en trabajos especialmente duros.
La cantidad de agua que una persona necesita es también proporcional a la
cantidad de masa que lo compone, y las personas que viven en un clima seco y
cálido, o durante la estación de verano, necesitan beber más agua.
Las bebidas carbonatadas (con gas), incluida el agua, pueden tomarse
esporádicamente, y aunque el gas no engorda pues no aporta calorías, su consumo
constante si provoca la expansión de la bolsa estomacal, además de gases y
dificultades en la digestión.
Recuerda que toda aquella bebida que no sea agua, puede aportar
nutrientes que debes conocer para poder controlar tu dieta (como el azúcar de
los zumos o bebidas de cola, la lactosa y la grasa de la leche etc...).
El agua que tendremos que elegir para consumir diariamente, debe ser por
supuesto, una libre de hongos, bacterias y virus, minerales pesados, tóxicos, y cualquier contaminante
orgánico o inorgánico. Un agua de mineralización débil, cuyo etiquetado nos aporte la
información pertinente. También puede ser útil el agua purificada (como por
ejemplo Osmosis Inversa, siempre que los filtros lleven el mantenimiento
adecuado). Hay algunas zonas donde el agua corriente es perfectamente potable, y cumple estas
características, pero lo habitual es que sea necesario purificarla o consumirla embotellada.
Las aguas más cargadas de minerales, suponen un trabajo extra para los
riñones, y pueden causar problemas de salud a largo plazo, como sucede con las
aguas duras (con exceso de cal) o con un alto contenido en sodio. También las
aguas con exceso de cloro son perjudiciales a largo plazo.
Existen muchos partidarios del consumo de agua destilada (sin ningún
mineral), ya que los minerales que necesitamos están presentes en la
alimentación, pero también muchos detractores, por lo que creo que un agua de
mineralización débil y reducida en sodio, puede ser una buena opción, sin
pretender entrar en ningún debate sobre esto.
8.- DISMINUIR EL CONSUMO DE
ALCOHOL
Ahora ya sabes que el alcohol puro aporta 7 calorías vacías por cada
gramo, y por tanto no es un nutriente. Las
calorías que aportan no se utilizan para el esfuerzo físico o mental, ni para
el mantenimiento de la temperatura corporal, sino que son oxidadas y se suman a
los depósitos de grasas. Además de eso muchas bebidas tienen un alto contenido
en azúcar, que aumenta aún más su carga calórica. Por todo esto el alcohol debe
ser evitado, o consumido con mucha moderación, Bebidas como la cerveza y el
vino aportan otros nutrientes, pero lo cierto es que a pesar de las constantes
campañas a favor de su consumo moderado, existen muchos intereses detrás. El
mejor alcohol es el que no se toma, y más cuando hablamos de un plan de
alimentación cuyo objetivo es conseguir una determinada estética corporal.
9.- REALIZAR ACTIVIDAD FÍSICA
Si estás leyendo todo esto, y no estás teniendo en cuenta la actividad
física como parte de la ecuación, TE HAS EQUIVOCADO DE WEB. Todos los consejos
y pautas nutricionales que estamos viendo, van orientados a personas que
practican deporte varias horas por semana, y que desean incrementar su masa
magra.
Personalmente, no concibo programar un plan nutricional, ya sea para
bajar o subir de peso, sin asociarlo a la práctica de actividad física, y toda
la información que encontrarás en FitnesPedia, apunta en la misma dirección.
Si tienes dudas sobre tu entrenamiento de musculación, puedes consultar el apartado de DISEÑA TU PROGRAMA.
Si tienes dudas sobre tu entrenamiento de musculación, puedes consultar el apartado de DISEÑA TU PROGRAMA.
10.- CONVERTIRLO EN TU ESTILO DE
VIDA
La dieta, es como el ejercicio: sólo funcionará mientras la estás
aplicando. Para unos resultados permanentes la combinación de actividad física
y pautas nutricionales deben convertirse en un estilo de vida. Esto no
significa sacrificarse de por vida, sino todo lo contrario: solamente hay que
adoptar aquellas medidas que puedes seguir día a día, evitando las que no
puedes perpetuar, ya sea porque es peligroso para la salud seguirlas de
continuo, o porque tu voluntad y sacrificio no te permite hacerlo con
asiduidad.
Aquí tienes las claves que debes aplicar, pero empezar poco a poco,
interiorizando estos hábitos, hasta llegar a un límite que podamos asumir de
continuo en nuestro día a día. Hay periodos en los que nuestra mayor ilusión es
lograr el cuerpo que deseamos, y podemos volcarnos al cien por cien, siendo muy
estrictos, y otros momentos en los que, sin perder estos conceptos, nos
permitimos ciertas cesiones, como tomar bebidas alcohólicas los fines de
semana, o comer algún postre lácteo en comidas que no deberían tener
carbohidratos simples. Si aplicas la mayor parte de las pautas referidas, la mayor
parte del tiempo de tu día a día, habrás conseguido tu estilo de vida.
Lo más importante es la constancia y la paciencia, y siempre darán mejor
resultado unas pautas más relajadas de seguido, que unas pautas
extremas y difíciles de seguir durante poco tiempo.
Encuentra tu estilo de vida, y habrás descubierto el secreto para
mantener el cuerpo que deseas.
APLICANDO TODOS LOS CONCEPTOS
Con todo lo que se ha publicado hasta ahora, estás preparado para
diseñar tu propia dieta. Pero para que veas como debes aplicarlo, en el siguiente
artículo vamos a ver un ejemplo práctico teniendo en cuenta todo lo que hemos
visto hasta ahora (prepara la calculadora)...
SIGUE LEYENDO... UN EJEMPLO PRÁCTICO
Ansioso por ver ese ejemplo práctico.
ResponderEliminarMuchas gracias por la información que nos brindas.
Demasiadas ganas de ver el ejemplo práctico. Muchas gracias por toda la ayuda!
ResponderEliminarHola Magno... Hola Rubén.
ResponderEliminarEstoy en ello, no dejéis de seguirme. En breve espero colgarlo.
Gracias a ti por estar ahí.
Ya está disponible la parte del ejemplo práctico. Ahora a ponerlo en práctica...
ResponderEliminarespectacular, bien detallada y bastante entendible, esta informacion llego en el momento preciso, gracias y bendiciones,,,,,,claro....me hubiera gustado que el ejemplo practico estuviera disponible....es muy importante para concluir
ResponderEliminarMil perdones. El enlace estaba mal y por eso no podías acceder al ejemplo práctico desde aquí. Ya esta solucionado.
ResponderEliminarMuchas gracias por el apoyo.
Hola buenas tardes David.. Estoy intentando ver dd que forma puedo hacerme una dieta para subir peso y quiero pedirte ayuda. Mido 1'75 y peso 67.
ResponderEliminarMi rutina de deporte es el hum y hacer mucha carrera.
Gracias
Hola Juanjo.
ResponderEliminarLa idea es que yo pongo la información en la web, y que eres tu mismo de forma autodidacta, el que debes hacerlo. Esa es la esencia de esta web. Si necesitas más ayuda, quizás no estás preparado para emprender el desafío tu sólo, y deberías plantearte si necesitas la ayuda de un profesional.
Un saludo.